Un día, me recuerdo, [la maestra] quería flores. Era, no sé, qué, qué mes era, mes de flores y.
Fuimos a una huerta de Estraberri, y allí vivían dos chicas viejas y chicos viejos. Y, yo y mi amigo, allí en la huerta, para coger unos rosas, y… allí aparesió una chica vi a esos … ¡rediós!
— ¿Qué estáis hasiendo en mi huerta?
Y… ¡ahí va la Virgen! Nosotros ahí con mucho miedo, y.
— No, nos ha dicho la maestra para llevar unos flores y no queríamos mucho, una o dos, pero, pero…
Ta, ta, ta… con miedo nosotros, y.
— Bueno, bueno, bueno, bueno. Sin desirme a mí nada… pero, pero eso se pide, ¿eh? que eso se pide, no andéis ahí, y. Bueno, espera, espera.
Se fue a casa y trajo tijeras y, cortando, cortando, nos dio un ramo de flores grande, nos dio.
Para cuatro escuelas también ya había allí, flores, y. Llevamos y la maestra, a gusto. Bueno, así.